martes, 4 de mayo de 2010

Atún a la parmesana

Dice Hemingway que el hambre es una buena disciplina. Y tratada con astucia puede serlo, una vez pasada la molestia del estómago ruidoso los sentidos comienzan a prestar una atención más fina a aquello que concierne a la cabeza: suele ser en este punto o en el delirio del sueño que me han surgido las preguntas más certeras o las respuestas más irreductibles. Y el atún a la parmesana. Digo, tampoco hay que matarse de hambre, y si de recompensar el espíritu se trata, nada mejor que una rica comida después del merecido esfuerzo intelectual, aunque éste sea apenas para resolver las cuentas del gasto semanal. Así que sin más, la receta que surgió unas madrugadas atrás, a mitad de una disertación solitaria sobre metonimia.

Primero, los ingredientes:

1. Una lata de atún
2. Dos dientes de ajo picados
3. Media cebolla picada en trozos medianos
4. Jitomates uva o cherry (o de los que tengan)
5. Pimienta negra molida al gusto
6. Sal al gusto
8. Mezcla de hierbas a la italiana (u orégano, mejorana o albahaca, secas o frescas)
9. Aceite de oliva
10. Queso parmesano rallado o en polvo

Pongan a calentar el aceite de oliva en la cacerola y una vez que esté listo sofrían el ajo picado. Agreguen la cebolla en trozos y sofrían hasta que esté transparente. Licúen los jitomates con las hierbas y la pimienta, sólo un poco, que quede pastosa la mezcla. Agreguen la mezcla a la cacerola y dejen freír un poco, hasta que cambie de color. Agreguen el atún. Al servir espolvoreen el parmesano, con suma generosidad de ser posible. Se puede acompañar con pasta.

Unos días después repetí la receta y en esta ocasión acompañé el atún con una papas guisadas con acelgas. Sólo hay que freír la papa en cubos con un poco de mantequilla (la papa estaba ya cocida) sal y pimienta, y agregar las acelgas al final, que no se cuezan de más, que queden verdecitas.

Suerte con la preparación y provecho.

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